Criar, educar, enseñar, instruir, mostrar el camino a seguir y la manera de transitarlo, a los niños, implica un gran desafío del que muchas veces no somos del todo conscientes.
Los problemas que trae el diario vivir, la comida, la ropa, el colegio, las actividades extra escolares, los asuntos económicos a resolver… se llevan toda nuestra atención y reducimos la crianza a que estén “bien vestidos, bien comidos y vayan a una buena escuela.”
Lo cierto es que educar a un niño es mucho mas amplio que eso, y en el fondo lo sabemos. Educar o guiar no se reduce simplemente a dar información, sino que etimológicamente la palabra educación hace referencia a “sacar a luz”, “ sacar de adentro”, por lo que se trata también de trabajar sobre cosas que ese niño ya trae como potencial, entrenar habilidades, talentos que ya están dentro de el y somos los privilegiados de reconocerlos para “sacarlos a la luz”.
El ser padres va mucho mas allá de lo que pueda suceder hoy, necesitamos hacernos conscientes de que estamos preparando personas para el futuro.
Una vez leí una frase que decía “el carácter de una persona es su destino”, que gran verdad! El carácter que forjemos en nuestros niños determinaran muchas de las cosas que lograran o no en sus vidas. Las habilidades que trabajemos con ellos, la capacidad de esperar la gratificación en pos de un objetivo mayor, el aprender a volver a intentar algo, la empatía hacia otros, etc tendrán una tremenda influencia en su desarrollo laboral, sentimental, relacional… en todo lo que quieran emprender.
Por eso necesitamos entender que la tarea de educar a nuestros hijos no tiene solo que ver con el colegio a donde lo mando, o los momentos donde le doy “sermones que te servirán para toda la vida”, sino que educarlos, guiarlos, orientarlos, sembrar en ellos lo que queremos cosechar… tiene que ver con eso que pasa en lo cotidiano, con la forma en que le hablas, con tus expresiones de afecto mientras están en casa, con la versión que elegís darle de las cosas que pasan, con los consejos que le das acerca de las peleas con sus amigos, con la forma en que le hablas de su papa o de su mama, con las pequeñas tareas que le asignas en casa… en fin, con eso cotidiano que pasa y que parece insignificante. Ali, en esos momentos, donde nadie nos esta mirando, es donde esta sucediendo lo mas importante.
Créeme que en el futuro van a resonar mas tus palabras, que las de la profe de matemática.